
Conversamos con Michel Mauad, responsable de La Martina y Restaurante El Tero, ubicado en Luis Batlle Berres y Gori, para que nos contara cómo tomó esta decisión de una donación de cuadros para su establecimiento.
Un domingo recibí un llamado avisándome que Graciela Villar estaba esperándome para conversar. Me contó que había llegado por recomendación del escultor coloniense Gustavo Arrambide, a quien conocí hace algunos años en una exposición en la Plaza de Toros de Colonia, donde adquirí una escultura suya. Desde entonces mantenemos contacto ocasional, y fue él quien pensó en mí cuando Graciela le comentó que buscaba a alguien capaz de custodiar y valorar las obras de su hijo Gonzalo, un artista plástico de enorme talento que falleció muy joven a causa de una enfermedad”.
Referente a la responsabilidad que Villar le confirió al pedirle sea el curador de la obra, Michel dijo, “Antes de morir, Gonzalo le pidió a su madre que sus obras no fueran vendidas, sino entregadas a alguien que realmente las apreciara y las mantuviera vivas ante el público. Cuando Graciela me compartió su intención, me sentí profundamente honrado y acepté la responsabilidad de convertirme en curador y guardián de ese legado artístico”.
Actualmente hay ocho obras expuestas en La Martina, algunas en el restaurante y otras en la recepción de la oficina. “Son piezas realizadas con distintas técnicas, de gran sensibilidad y una fuerza expresiva que revela la calidad y la mirada artística de Gonzalo”.
Además, existen otras obras de gran porte —de más de dos metros y medio de altura— que aún no se han trasladado por falta de espacio adecuado, “estoy trabajando para que puedan exhibirse en un lugar a la altura de su valor cultural y que sea accesible al público, ya que aquí no cuento con un espacio tan amplio para exponerlas. Entre las posibilidades, considero gestionar contacto con Pablo Atchugarry”.
Le pedimos una reflexión sobre este legado artístico y humano, y el significado que adquiere para la comunidad, “es, sin dudas, una historia especial. Conocí a Graciela, conocí a través de sus pinturas al gran artista que fue Gonzalo, y hoy tengo el privilegio de custodiar y compartir su obra con todos los que visitan La Martina”, concluyó Michel Mauad.
